EL SEXISMO EN EL LENGUAJE
Ya sé, y me consta, que es un tema suficientemente manido y del que se han escrito infinidad de comentarios y artículos. Y tampoco soy yo la persona indicada para dar lecciones a nadie en esta materia, pero es que acabo de escuchar una perorata en una televisión en la que, un político, en no menos de 10 ocasiones, ha recurrido a la obsesión-complejo de desdoblar, innecesariamente, el masculino genérico para, supongo, agradar a algun grupo feminista. ¿Ser feminista es bueno o malo? Puedes leer un ensayo de este tipo sobre 123helpme at https://123helpme.org/
He escuchado, de forma repetida: ciudadanos y ciudadanas; niños y niñas; españoles y españolas; diputados y diputadas; todos y todas; ellos y ellas; consumidores y consumidoras. Y no recuerdo más, pero les juro que los hubo.
La Real Academia de la Lengua ya ha explicado, en numerosas ocasiones, y ante la demanda de varios grupos feministas, que en los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos como por ejemplo: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
Como sigamos por este camino, y vaya cundiendo el ejemplo, dentro de poco podremos escuchar en el colegio de nuestros hijos algo así:
Amigas y amigos, les hemos reunido a todos y a todas para hablar de sus hijos e hijas y para insistirles e insistirlas en que no somos indiferentes e indiferentas ante la importancia de los compañeros y compañeras que elijan y que, sin duda, influirán en la educación de ellos y ellas. Los profesores y las profesoras de los alumnos y alumnas estamos preocupados y preocupadas porque su educación es tan importante para nosotros y nosotras como las de nuestros hijos e hijas”.
Pero es que, por otra parte, este debate tampoco se plantea en los mismos términos de igualdad. Si así fuera, los hombres que ejercen la profesión de dentistas, anestesistas, policías o guardias, deberían sentirse también ofendidos o discriminados.
Y así, visto lo visto, es posible que algún grupo machista empiece pronto a reivindicar el uso masculinizado de estas profesiones y tengamos que escuchar, a esos mismos personajes, referirse a dentistos, anestesistos, policíos o guardios.