Su trabajo es burdo, canalla, barriobajero y, en muchas ocasiones delictivo. Son personas, atormentadas, acomplejadas y con instinto carroñero. No tienen amigos y siempre están solos o rodeados de los de su misma especie. En su epitafio quedará muy bien, y se hará justicia, si colocan aquello que sus enemigos decían del cardenal Herrera Oria:”

Fueron personas que hicieron el bien e hicieron el mal. El bien lo hicieron muy mal y el mal lo hicieron muy bien“

Disfrutan haciendo daño y no les importa destruir honra, fama o prestigio si con ello consiguen notoriedad u otro tipo de recompensa. Hay demasiados ejemplos como para que alguien aparte de una vez a estos sujetos de una profesión a la que desprestigian y manchan con demasiada ligereza e impunidad.

El caso de Marta Domínguez es el penúltimo y uno de los más sangrantes.

Aquí pueden ver la portada publicada por uno de sus medios impresos.

DETENIDA COMO “CAMELLO” DE UNA RED DE DOPAJE.

MARTA ERA MENTIRA.

Condena anticipada y asesinato de reputación conseguido. No solo no tuvieron precaución al tratar la información, sino que utilizaron la portada entera dando por probadas las duras y graves acusaciones y no esperaron a que la justicia trabajara. Y es que son así, tienen vocación de pistoleros, actúan como en el viejo oeste donde les hubiera encantado vivir, sin jueces, donde la justicia fueran ellos. Deciden, juzgan y matan. En el momento. Sin esperar a conocer la versión de la víctima o la decisión de los jueces; sin investigar ni contrastar lo que difunden.

Ahora que el caso ha sido archivado, por no haberse cometido delito o infracción alguna, no habrán podido leer, ni leerán, una portada igual reconociendo su equivocación y restituyendo el honor de mi paisana. No interesa. La verdad solo hay que utilizarla cuando no les estropee una buena noticia o no les impida recibir la retribución pactada, en efectivo o en especie. Los que pertenecen a su calaña siempre se levantan por la mañana pensando que cuando se calumnia algo queda y algo “les quedará”. Y si se trata de alguien conocido hasta les pueden colgar una medalla.

Lo que tiene “bemoles” es que Ramírez publique, en un diario del mismo grupo un artículo titulado:

¿Quién devuelve el honor perdido a Marta?

Si tuviera solo un poco de vergüenza y dignidad el titular hubiera sido:

¿Por qué hemos asesinado, también, la reputación de Marta?

Porque tú Ramírez, el adalid de la moralidad y la decencia consentiste, autorizaste y diste el visto bueno a la publicación de esta noticia, como a otras muchas del mismo estilo, tal y como las pudieron leer todos los que compraron un panfleto llamado Marca el dia 10 de diciembre en el que figuras en la “mancheta” como Director General editorial.

Eres, por tanto, coautor de este nuevo asesinato del que ahora pretendes desmarcarte echando la culpa ni más ni menos que “a la policía, al Ministerio del Interior y al PSOE”.

¡Tiene cojones! o ¡Manda huevos! Como ustedes prefieran. Hasta dónde puede llegar el cinismo y la desvergüenza. Claro que en ese arte eres un maestro. Solo tú eres capaz de convertir lo que para cualquier persona decente hubiera terminado en un suicidio, o en la emigración a Australia, en apariciones diarias en la cadena de la iglesia moralizando y pontificando sobre el comportamiento de los ciudadanos y criticando a los que, teniendo responsabilidad ante la sociedad, no dan ejemplo en su vida privada.

Pero esten atentos, porque con estos personajes, y mientras la justicia no actúe contra ellos con dureza, el próximo “asesinato” no tardará en llegar. Y si el muerto era inocente no tengan duda alguna de que apelaran a “su derecho a la libertad de expresión”, pero nunca respetaran ni se acordarán del “derecho a la vida del difunto”

¡Qué pedazo de sinvergüenzas!