A continuación reproducimos el artículo de opinión publicado por Miguel Rico en el diario El Mundo Deportivo

 

Miguel Rico – 25/05/2022 09:11

 

Desde que, en 2003, Florentino Pérez despidió a Vicente del Bosque, el Madrid ha invertido una cantidad indecente en jugadores y entrenadores para ganar dos Ligas. Ninguna de ellas, sin embargo, las levantó el actual presidente sino Ramón Calderón. Su peor enemigo. Algo que un hombre como Florentino no ha podido digerir, hasta el punto de tener que renegar de su divinidad y acabar haciendo lo que no ha hecho nunca: ponerse en manos de un entrenador en vez de en la providencia de su ser superior.

El caso es que Florentino, tras liquidar de mala manera a su ‘Guardiola’, ha fracasado en el empeño de imponer su mágica fórmula galáctica con Queiroz, Camacho, García Remón, Wanderlei Luxemburgo, López Caro, Schuster, Juande Ramos y Manuel Pellegrini. Una escabechina de tal calibre que deja en evidencia no sólo al máximo responsable, sino también a todos los que han aconsejado a Florentino, empezando por Jorge Valdano, un hombre, dicho sea de paso, a quien, por modales y concepto futbolístico, nadie identificaría con José Mourinho.

Sin embargo, aproximando la elegancia a la grosería, ahí está el portugués camino del Bernabéu. Un entrenador cuyo currículum, indudablemente, le avala como un técnico excepcional. Ganar 18 títulos en 9 años, no menores y en tres países distintos, es un balance tan soberbio como lo es el carácter del portugués. Un tipo tan egocéntrico que, nada más ganar la Champions, decidió quedarse en Madrid faltándole al respeto a su club, a su presidente y a sus jugadores que viajaron sin él a Milán.

Un gesto tan poco elegante como la tortura a la que está siendo sometido Manuel Pellegrini. El entrenador que pese a firmar la mejor Liga de la historia del Madrid lleva los últimos quince días en el corredor de la muerte. Esperando que Florentino tenga a bien firmar su orden de ejecución.

Con todo, desde aquí, y más allá de la falta de señorío de Florentino y de Mourinho, hay otro aspecto relevante en todo esto. Y es que el Madrid, con su decisión, y el técnico, con sus declaraciones, asumen que el Barça es la referencia. Por eso el portugués, tras los dos últimos años en blanco de Florentino, llega al Bernabéu con la exigencia de ganar títulos de manera inmediata.

El objetivo ya no es jugar bien para ganar, sino ganar como sea. Florentino, por más dinero que tenga, es consciente de que está agotando el crédito de la grada y, por eso, apuesta ahora tan fuerte por ‘Mou’.

Pero si no le sale bien el viejo invento de hacer de la necesidad virtud, la cabeza que correrá mayor peligro ya no será la del entrenador sino la del propio Florentino Pérez… porque la de Valdano ya habrá caído por el camino.