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“El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla” Manuel Vicent
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“SOBRE COGEDORES”

En las décadas de los años 60 y 70 era habitual que los toreros “incentivaran” a determinados periodistas para que cantaran sus excelencias o taparan sus defectos. Eran conocidos en el argot taurino como “sobrecogedores” (el incentivo económico era entregado por el mozo de espadas en un “sobre” que “cogía” el periodista)  y era ésta una práctica conocida y tolerada por los editores de los diarios en los que escribían para compensar así la escasa o nula remuneración que percibían por su trabajo.

Hace tiempo que, en el mercado futbolístico, corre el rumor de que Macario habría podido entrar en la nómina del agente portugués de jugadores llamado Jorge Mendes quien, supuestamente, le estaría retribuyendo, muy generosamente, las continuas alabanzas y mensajes de apoyo que su periódico dedica a sus representados.

Y es que, es más que sospechosa, la obsesión e insistencia del director de Marca por jalear e impulsar determinadas contrataciónes, asi como elogiar, apoyar o disculpar y justificar los errores, incondicionalmente, cuando de jugadores representados por este agente se trata; previo desprestigio, además, de aquellos otros que puedan cerrarles las puertas o poner en peligro su titularidad.

Su trabajo empezó con el entrenador. No hay cómo recordar la brutal campaña desarrollada contra Pellegrini, durante toda la temporada pasada para que fuera despedido y su posterior apología, rayana en el ridículo, sobre las excelencias de Mourinho -junto con Cristiano el pupílo más destacado de la cuadra Mendes- y su empeño en considerarle el único entrenador capaz de acabar con la hegemonía del Barcelona.

Siguió con su labor de teórico “sobrecogedor” cuando, contra toda lógica y sentido común, como bien se demostró posteriormente, sugirió y defendió los traspasos de Robben y Sneijder, considerándolos muy bien vendidos, para después hacer campaña primero, y apoyar y elogiar después, las contrataciones  de Di María y Carvalho, cuyo agente, obviamente, también se llama Mendes. En el caso del último de ellos en perjuicio de Albiol, español, campeón de Europa y del Mundo, uno de los fichajes estrella de la temporada anterior, y contratación muy alabada y ponderada entonces por Macario, a pesar de su elevado coste.

En los últimos meses no para de airear, y proclamar a los cuatro vientos, la obligación de que le sea renovado el contrato a Pepe, apoderado también por el portugues, con un aumento sustancial de su ficha;  y  qué decirles de la forma babosa con la que trata a Cristiano Ronaldo que contrasta, sospechosamente, con la poca importancia que siempre ha concedido a Higuain a quien menosprecia de forma continua y del que dijo, en su día, que no era jugador para el Real Madrid, culpandole incluso de que su  egoismo había propiciado la eliminación en la pasada Champions league.

Pero lo que ya ha encendido todas las alarmas en el Club es su última batalla para la contratación, en el mercado invernal, del delantero centro Hugo Almeida, sobre el que no ha tenido recato alguno en  sugerir hasta el precio de compra: “dos millones y medio de euros sería suficiente para que el Real Mdrid tape la boca a Mou” ha dicho en su último artículo. Y ha añadido, además, que es un fichaje prioritario para el éxito del equipo en la presente temporada. Por supuesto su representante también responde al apellido de Mendes.

Podrán comprobar, con facilidad, además, que las portadas más importantes, y los elogios más encendidos de su periódico, siempre se dedican a los mismos jugadores (de Mendes, obviamente) y, sobre todos y por encima de todos, al entrenador, clave para todo el clan portugues, a quien defiende con uñas y dientes y por el que ha sacado la cara, de forma llamativa, en su último incidente en el que, incluso, ha dado un sorprendente tirón de orejas al propio presidente; hecho éste tan inusual,  que denota y sugiere que, las posibles compensaciones que estaría recibiendo del representante portugués podrían tener varios ceros.

Si Macario cobra o no comisiones del agente portugués, es un problema entre él y su empresa y, cómo ya hemos reseñado al inicio de este artículo, no sería algo novedoso en el mundo del periodismo. Su prestigio, rigurosidad, credibilidad y honradez no se verían en absoluto cuestionadas ni afectadas por este hecho, por la simple razón de que son virtudes de las que siempre ha carecido.

Quiza, y estando ante un caso similar al de los sobrecogedores taurinos, suceda también que sea un hecho conocido y tolerado por el editor para permitir que su subordinado perciba un sobresueldo o incluso, y teniendo en cuenta que a Ramírez le gusta con exceso el dinero, sabedores de su amoralidad, y de que en este negocio se manejan muchos millones de euros ,  ¿por qué no pensar que puedan estar “sobrecogiendo” juntos?

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