No puede calificarse de otro modo la ausencia en Kiev, de Sandro Rosell y de Florentino Pérez, Presidentes de los Clubes en los que juegan la mayoría de los jugadores de la Selección Española. Hubo un momento en que hasta 7 jugadores, en el terreno de juego, pertenecían al FC Barcelona.

No faltaron ni el Príncipe de España, ni el Presidente del Gobierno, ni el Ministro de Cultura ni otras numerosas personalidades del deporte y la cultura, pero no quisieron estar ellos. Esta conducta solo puede ser considerada como un desprecio mayúsculo a La Federación Española de Fútbol, a su Presidente, al fútbol español y a sus jugadores.

Con su comportamiento, han demostrados una incomprensible y lamentable falta de sensibilidad, de solidaridad con el mundo del fútbol, y con el país al que representan sus jugadores y que, por cierto, fue muy comentada en el palco de honor y entre toda la gente del fútbol que allí se reunió. Incluso varios representantes de Federaciones y Clubes extranjeros hicieron comentarios al respecto afeando dicha conducta.

En el caso del Barcelona, y aunque no tenga disculpa, por lo menos acudieron un Vicepresidente y un miembro de la Junta Directiva, pero en el Real Madrid ni siquiera eso.

No quiero creer que la causa, en el caso del Barcelona, sea la falta de identificación de los actuales dirigentes del Club con el equipo español cuando la mayoría de los jugadores son catalanes y, por tanto, españoles. Laporta nunca faltó y, lo sintiera o no, siempre guardó las formas e hizo piña con todos los dirigentes españoles que acudíamos a los partidos de la Selección o a los actos de la RFEF.

Por lo que se refiere al Real Madrid parece que Florentino sigue cometiendo el error y la falta de respeto y educación de ningunear a Villar a quien nunca ha querido en la Presidencia de la RFEF y en contra de quien se posicionó clara y abiertamente en las elecciones en las que, el actual Presidente de la Federación se enfrentó a Gerardo González Otero.

En cualquier caso, un monumental error de los dos Presidentes, una falta absoluta de sentido de la responsabilidad y un desaire-desprecio tanto a España como al fútbol español en general y a las aficiones de los equipos que representan en particular.